sábado, 31 de diciembre de 2011

Lágrimas de Coreadrilo

Mientras escucho la mítica gran canción “Achilles last stand” veo en la caja tonta miríadas de norcoreanos llorando a moco tendido al paso de un fastuoso cortejo fúnebre.
Dice la primera estrofa de la canción de Led Zeppelin:
“It was an April morning when they told us we should go
As I turn to you, you smiled at me
How could we say no?”
Cuya traducción aproximada sería: Era una mañana de Abril cuando nos dijeron que debíamos ir. Me giro hacia ti, tú me sonríes. ¿Cómo podríamos decir no?
En la epopeya cantada se busca ensalzar el espíritu guerrero, canta sobre ir a la guerra. Ellos buscan la inmortal gloria de Aquiles, el de los pies ligeros. Al que el oráculo  le ofreció la oportunidad de trascender en la historia muriendo en la guerra de Troya o vivir tranquilamente hasta el fin de sus días mortales en paz. Todos sabemos que ocurrió.
Entroncando con la muerte de Kim jong Il. Con la imagen mental de Aquiles sonriendo a su amigo, llevándolo a la locura de la guerra por pura devoción hacia él. Aflora en mi otra idea. La opuesta. La de un norcoreano famélico, cansado de la dureza de su régimen. Ignorante de casi todo lo que ocurre fuera de su encarcelamiento, con la frontera de barrotes, y la televisión de la desinformación. Este Kwang mirará a su amigo, él le devolverá la mirada, pero no sonreirá. Mantendrá un imperturbable rostro, acostumbrado a fingir delante de los altos funcionarios y jefes militares. Dirá:
-Empieza el tercer acto…

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